Monólogo

Y vino el enamorado
envolverme en su mirada
tierna,
cálida,
diciendome :

"No escribas más.
No pienses más en ceniza
muertos
huesos
ni en las angustias
que no te dejan vivir.
No escribas más."

Escuché.
Esperé no sé qué,
quizas oir
un simple "te quiero".